De conejitos rosas y...ajitos tiernos

Vaya, hacia tiempo que no contaba algún desayuno. Venga, vamos con el de..

Esta mañana todas las muchachas (ejem,ejem) menos yo, andaban revoloteadas. Y es que después de unos días de espera, al fin les han traído el pedido del tupersex, de una reunión a la que asistieron todas el sábado por la tarde, weno todas menos servidora, que a esas horas encontrabase traduciendo a una alemana que chapurrea ingles, lo que la mujer de mi primo, que es canadiense quería decir con una expresión española que acababa de aprender. Y sip por supuesto, nadie se entero de nada.
Weno a lo que iba, una de ellas, la que había organizado el evento, traía los juguetitos de todas las demás.
Cuando fui a sentarme, ya había sobre la mesa un montón de cacharritos, cremas de sabores, vibradores, conejitos, gusanos, bolas y algún que otro artilugio, que oiga ni idea, y que me maten si reconozco para que valen, o como dice el chiste…¿Porr dondeee???
El camarero llegó con los cafés y mis amigas se apresuraron a apartar unos conejitos rosas, para que pudiera colocar. Soltó la bandeja y supongo que le pasó como a mí, ( ¿por dondee? )pero a él la curiosidad le pudo. Cogió una silla, se sentó y señalando al conejito preguntó: Y ¿esto que hace?, ¿Qué es? ¿Qué mono, no?
A lo que una de ellas, después de una carcajada y un par de codazos en mi tierno costillar, asintió y le contestó. –¡Anda que no es mono, mira¡. Y apretando no se por donde, el dulce conejito empezó a sacar un aparatejo in-men-so.
Sinceramente, aun me estoy preguntando como era posible que cosa tan grande cupiera en muñeco tan chico.
El muchacho con silla incluida, dio un salto para atrás, levantó las manos y haciendo gestos exagerados dijo: -SantoCieeelo, con el bicho, me voy a trael las tostadas. (Yo creo que camino a la tostadora, llevaba el culo bien apretao, no fuera que aquello siguiera extendiendose y....)

Mientras yo resfregaba un ajito en el pan.(Eso ha impedido que después me dejaran apuntarme al toqueteo) ellas se reian, manoseaban los latex, probaban los mandos a distancia, y después empezaron a contarse, como los iban a probar, con quien, por donde... (les ahorro los detalles).
Y resulta que, en una de las tres mil veces que he estado a punto de ahogarme con el puñetero café, me he dado cuenta de un par de cosas: La primera es que no les gusta el olor al ajo ¿se lo pueden creer?, y la segunda....

Siéntense (si es que no lo están ya), aprieten el culo más que el camarero, y creanme si les digo que:

SEÑORAS Y SEÑORES HE DESCUBIERTO QUE SOY TIMIDA……. MUUUY TIMIDA.

Aunque después de contárselo a la rubia por teléfono, me ha dicho que no. Que no es que yo sea tímida no, es que soy una “mojigata”.

Jesunssss