viernes, mayo 04, 2007

Largo, largo, largo, largo cuento.

¿Qué pasa cuando una está leyendo dos o tres libros a la vez? Pues esto.

Yo, Teresa Heredia, en los qué creo que son mis últimos momentos de vida, quisiera decir algo antes de que los angelitos negros recojan mi alma. Esto no es una carta de confesión ya que como alguna vez leí; la confesión es para pedir disculpas y contar pecados; a esto lo podéis llamar mi epitafio y no es para ajustar cuentas con el de ahí arriba. Díos me libre, con lo de izquierdas que siempre he querido ser.
Seguramente muera, y al igual que en la Crónica de una muerte anunciada, empiezo la historia por el final, así no os llevareis sorpresas.

Quiero qué esta carta sea pasada a todos mis amigos, familiares y demás conocidos, de hecho, quiero que la pongan en un marco plateado sobre mi ataúd, para que todos puedan leerla, así no tendrán que estar pidiéndosela a mi pobre viudo, y si alguien pregunta de qué he muerto, decid igual que el protagonista de esa novela, decid que me han matando.
Ese es mi deseo en estos últimos instantes de agonía. Respetadlo, o juro que regresaré de la muerte y os arrancaré los pelos uno a uno.
Me encuentro tirada en el suelo de la oficina, posiblemente tenga todos los huesos del cuerpo rotos, aunque tengo el consuelo de que no hay sangre por ningún sitio, ya sabéis que me da cierta grima. El brazo derecho parece que está bien por eso puedo escribir. Ya hace tres días que me encuentro en este lamentable estado, nadie ha venido a buscarme, nadie me ha echado de menos, ahora que lo pienso, ni siquiera ha sonado el móvil. Que triste es morir sola, sin nadie a quien poderle agarrarle la mano o poder eructarle el ultimo aliento. Ahora mismo me siento como Pascual Duarte, herida de mala suerte, desgracia e infortunio.
¿Qué ha pasado? Os preguntareis todos cuando estéis llorando sobre mi cuerpo sin vida. ¿Cómo ha podido ocurrir?. Algunos levantareis las manos al cielo y clamareis respuestas.
Pues llorad, llorad malditos, llorad sobre mi tumba, y cuando las campanas clamen por mi seguid llorando, en estos momentos de desconsuelo mi única alegría es imaginaros como plañideras, tirándoos de los pelos, ya que no habéis sido capaces de preocuparos por mi en estos largos días de agonía. (Os rogaría que cuando lloréis, no lo hagáis encima de mi cuerpo, no quiero que ninguna de vosotras (pelanduscas) llene de lagrimas mi bonito vestido blanco (ese es el que quiero para mi entierro).
Ganas me dan de no contároslo, por abandonadme en este frió suelo de muerte pero lo haré:


Empezaré por señalar con un dedo al primer culpable de mi muerte: Manolo. Los que lo conocéis ya sabéis que le gusta chulear de saber más palabras que nadie, presume de conocer todos los sinónimos, antónimos y majaronimos de cualquier palabra. Él, en su perpetua sapiencia me escribió una palabra que jamás había leído, una palabra a la altura de la imaginación de Cortazar, una palabra más complicada que un cronopio y más chula que un chotis. Como todos sabéis, mi curiosidad se tienta sola. Primero intenté buscarla en Internet, pero un virus había bloqueado el ordenador, después llamé a mis amigos más listos para preguntarles que significaba aquella palabra. Nadie la conocía, con lo cual puedo afirmar una cosa: -Manolo, yo aseguro que tú te la inventaste, espero que sientas al menos la misma culpabilidad que Edipo y si no te sacas los dos ojos, al menos espero que te quedes tuerto.

Poco después y como ultimo recurso decidí abrir el Larousse. (Ya no siento dolor en la parte inferior de mi cuerpo, el primer dia fue horrible, no podéis ni imaginar lo que duelen las piernas rotas)

El polvo es el segundo culpable, pero el que se cuela entre los libros (obscenos, mal pensados). Todos sabéis cuanto apego les tengo, ¿por qué no los tiré todos después de casarme?, ¿por qué no contraté a una limpiadora que les pasara el plumero al menos una vez al año?. Debí de hacer lo mismo que el cura y la ama del Quijote, una buena candela con todos ellos, pero ya es tarde para hacerlo, hacedlo vosotros por mi.
Un millón de malditos ácaros aprovecharon para colarse en mi sistema respiratorio haciendo estragos y provocándome El Gran Ataque, pero en vez de ovnis disparando rayos, me provocaron estornudos, esto hizo que mis ojos se llenaran de lagrimas y que la garganta me ardiera; estornudé tanto y tan fuerte, qué llené de mucosidades toda la oficina, había kilos de escupitajos y mocos en cada rincón, la pantalla del ordenador, las facturas, los libros, la silla.
De la mesa aun cuelga uno largo y duro, como si fuera una estalactita cavernaria que amenaza con caerse y dejarme tuerta de un momento a otro, no quiero parecer el pirata barba azul en mi ataúd, ya que puestos a elegir, quisiera parecerme a Ofelia, en su muerte húmeda, tan linda con todo el pelo para atrás.
Ahora ya no escucho los ruidos de la calle, imagino que debe ser de noche, aunque no lo puedo jurar, mi vista siempre ha dejado mucho que desear, perdí las gafas en el tercer estornudo, y siento que debo abreviar mi escritura, ya siento los aleteos de la muerte ...Solo espero que tenga la cara de Brad Pit

Cuando me sobrepuse de los estornudos y miré alrededor me di cuenta de El Desastre Moquero. Inmediatamente cogí un cubo y varios trapos mojados, dispuesta a limpiar todo lo que mis pulmones habían expulsado. Decidí empezar por la cristalera, que era lo más visible para cualquier visitante inoportuno.
Le pedí las escaleras a mi querida amiga Lola, por cierto aprovecho para darte las gracias. ¡Siempre has sido tan buena, incluso aquella vez que me pillaste haciendo manitas con tu novio¡, lo entendiste tan bien. Yo te hubiera sacado los pelos, pero tú actuaste como una amiga comprensiva, por cierto, el taladro que me prestaste, no funciona muy bien, se le salen constantemente las brocas, lo llevé al taller y allí me dijeron que nunca había visto una cosa así. El ticket de recogida está en el cajón de la cocina. Dile a mi pobre casi viudo, que te lo dé en cuando pasen estos días de luto y tristeza. De paso, si eres tan amable, llévale al pobre algo para comer, y obligadle a que se afeite, no quiero que parezca ningún Robinson, Pobre hombre.

¿Ya os imagináis que ocurrió, verdad?.¡ Siempre me he rodeado de gente lista¡

La escalera. O bien la apoye mal o bien resbaló con alguno de los miles de escupitajos húmedos que había en el suelo o, quizás estornudara en aquel fatídico momento, ya qué no creo que uno de sus escalones cediera, tal y como me pareció que ocurrió (no recuerdo muy bien, caí de cabeza al suelo y ahora todo está difuso). Note como perdía el equilibrio, mi cuerpo hizo verdaderos esfuerzos por agarrarse a algo, arañé la cristalera, el techo, pero mis manos no encontraron nada a firme en su camino, tan sólo esa lámpara que siempre ha estado mal colgada. (no te sientas culpable Juan, la colgaste con tu mejor voluntad) A Dios le agradezco que no se fundiera al caer y qué milagrosamente aun esté encendida, al menos moriré con luz.
Ya veis, ser tan limpia es lo que realmente me está matando. Eso, unido a una maldita palabra inventada , un inoportuno acaro, ¿o un peldaño de la escalera mal atornillado?, o no tener amigos que se preocupen de mi, o un marido que piense -¿Dónde se ha metido mi mujer?, ¿ha ido a comprar tabaco? (Si cariño, fumo a escondidas, nunca he dejado de hacerlo). Tú, con tu indiferencia eres culpable de mi joven y traumática muerte, eso es lo qué me ha matado y no el tabaco tal como tu predecías...(siempre has sido tan gafe)
Y aquí estoy, escribiendo mi ultima historia, me da pena no terminar de escribir aquel cuento tan gracioso de mi último viaje, ni ver la sexta parte de Hospital central, ni terminar de leer los libros que compré el sábado, al menos me están siendo útiles, ya que el Quijote lo tengo puesto en la cabeza de almohada, y el Manuscrito Carmesí de Gala me sirve de apoyo para escribir, por cierto para mi el mejor.

Te quiero mamá, tú si que me has entendido siempre. Me hubiera gustado morirme más vieja que Matusalén, y no hacerlo aquí, tirada en el suelo entre tanto polvo, entre tantos mocos, saliva y pedazos de mi cuerpo tirados en el suelo. (Mama, diles a los de la funeraria que me hagan un bonito zurcido y que me peguen lo roto con pegamento o lo que tengan para pegarme)
Y ahora va mi ultimo pensamiento y mis último adiós en este mundo cruel ( ya se ha fundido la bombilla, perdonad mi letra)

En primer lugar, no quiero que me pongan laca, ni que me pinten los labios en rojo, no quiero parecer ninguna lagarta, nunca me ha pegado ese color.¿Recordáis cuando se murió la Antonia, la madre de la Lola?. Uys, daba susto.
En segundo lugar, no quiero que nadie llore más de tres días. Los mismos que yo he llorado en este sucio suelo, acordándome de todos vosotros, ingratos, yo que siempre me he preocupado por vosotros.
En tercer lugar, ni se os ocurra quemarme. Quiero que os gastéis el dinero en una bonita lapida de mármol, y que me llevéis flores el día de los muertos.
Y con esto me despido de vosotros. Como ya no hay limbo, iré directamente al cielo y allí esperaré a los que suban detrás de mi.
Termino con una frase de mi tocaya Santa Teresa, para los que aun no tenéis remordimientos.
Morir y padecer han de ser nuestros deseos.

Yo muero, vosotros padeced.

Posdata: Recordad todas mis voluntades o ateneos a las consecuencias.
Ah, decidle a la limpiadora que los mocos secos salen con agua caliente y un buen chorreon de amoniaco.

Laura.
Estooo, cualquier parecido con la vida real es pura coincidencia.
Buen fin de semana.

9 comentarios:

Pareidolia dijo...

PLAS, PLAS, PLAS (aplausos)
Mira, te doy de tiempo hasta el lunes para que me digas esa palabra maldita, porque estoy pensando en cargarme de esa bonita forma a alguien del curro. Es el crimen perfecto,mas intentaré que no le dé tiempo a escribir misiva incriminatoria alguna. (¿qué te parece la palabra "cenotafio"?)
Pasa buen fin de semana Chuli...
(¿Estooo...Blaky se queda solo dos días, me lo podrías cuidar? Graciassss)
Saludos

chuliMa dijo...

jajaja...bueno yo te cuido el conejo, pero ya sabes, puede terminar en la candela.
:-)

Anónimo dijo...

Buenísimo, chuli, me encantó. :)

chuliMa dijo...

uys mus, gracias piratilla. Me alegro que te guste.
eleeee, voy hacer la ola.

;-)

Presionado dijo...

Me ha gustado mucho, chuli. Ademas en un dia resacoso, que tiene mas merito.

;-)

Vitore dijo...

Tengo una banda sonora genial para tu relato tan real como la vida parecida consecuencia pura. Mientras te leía escuchaba la canción Roma del fantástico grupo japonés pizzicato five. Si quieres te la envío, te lees a la vez y verás como pega... Beso.

chuliMa dijo...

jaja..presi. E que eso de beber a tu edad, posssss

;-P

chuliMa dijo...

pos mandela usté Señor vitore. Mi dire de correo está en el perfil

Shaluditos

Vitore dijo...

¡¡¡Te voy a mandar otra que pega mucho más!!!... ¿Dónde va a parar?. A ver si te gustan estos japos... ya que además te gusta el cine nipón... ;)

Salu2